En los campos donde la autoría sea importante, la extensión de la IA pone bajo sospecha tal autoría, lo que nos lleva a preguntarnos si está en riesgo la originalidad. Algo que tiene especial incidencia en los campos donde el trabajo creativo es importante, desde los artísticos a los artesanos. En una sociedad de la información y la comunicación abarca la columna vertebral de esa sociedad.
IA y originalidad
Sin embargo, la autoría se desvanece, aparece bajo sospecha. Como si el único ente capaz de autoría fuese la IA. Algo realmente paradójico, puesto que se alimenta de la creatividad de otros. El gran plagiador pone bajo sospecha de plagio a todo autor, ya sea novelista, dibujante, pintor, científico o, teniendo en cuenta la fecha, enamorado escritor de cartas de amor.
Es sorprendente la velocidad con que se ha instalado la IA en nuestras vidas cotidianas. Ya ni siquiera hace falta decir, entre paréntesis, que IA es inteligencia artificial. Sólo habría que poner la aclaración entre paréntesis -o de otra manera preferida- cuando precisamente las siglas no se refieran a la inteligencia artificial. Se ha instalado de tal manera, que ya todo nos parece hecho por ella. Incluso los productos -más o menos intelectuales- que no son de su autoría, sospechamos que lo son.
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Esta cuestión la pudimos ya experimentar en las pasadas Navidades. La mayor parte de las felicitaciones fueron realizadas por la IA. Puede decirse que fueron las primeras Navidades con IA y, si me permiten el juego, las primeras NavIdAdes. Algunos mensajes venían acompañados con la coletilla de un argumento defensivo no solicitado: felicitación no realizada con inteligencia artificial. ¡Qué ternura! Aunque ya se sabe: “excusatio non petita, accusatio manifesta”.
Esfuerzo personal
La cuestión llamativa es que, en el mejor de los casos, había que reivindicar el esfuerzo personal -al margen de la IA- ante la expectativa de sospecha y desvalorización de la propia felicitación, pues parece que una felicitación hecha con IA tenía menor valor, al suponer ausente el esfuerzo del emisor. ¡Como si un christmas adquirido en una papelería o a una ONG exigiera un gran esfuerzo al emisor!
Son muchos otros los campos comunicativos dominados por el uso de la IA, como son los de los mensajes comerciales o institucionales. No hay un relevante problema de autoría en estos campos. Algo muy distinto de lo que está ocurriendo en el campo de los artículos académicos y científicos, donde la autoría es muy relevante y determina la trayectoria profesional de los firmantes del trabajo. Pues bien, ahora todo artículo de este campo es sospechoso de, como poco, haberse ayudado del uso de la IA. El debate está abierto, sobre qué tipos de usos de la IA son éticamente admisibles y cuáles deben ser rechazados.
De momento, como ocurría con los mensajes de Navidad, se ha extendido la presencia de una afirmación, en la que se señala que el trabajo, presentado a su evaluación por las revistas científicas, no ha hecho uso alguno de la IA. Por supuesto, también han empezado a funcionar aplicaciones de IA que dicen detectar las huellas de la IA en tales trabajos, incluso cuando cuentan con un esfuerzo añadido de simulación o reelaboración de lo ofrecido por la IA. Incluso es previsible plataformas de IA a utilizar por estos autores, que certifiquen en qué partes y sentido hicieron uso de la IA, y en qué su trabajo está originalmente elaborado por ellos.
*Para la elaboración de este artículo no se ha utilizado ningún modelo de IA
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